Aunque la paternidad de los alebrijes se la disputan la ciudad capital y la ciudad de Oaxaca, no importa de donde vengan son siempre coloridos y no dejan de sorprenderme. Aquí la más reciente adquisición. Échenle una mirada.



Tambien les dejo un par estéreo para que lo vean como si estuviera saliendo de la pantalla.